LEMA 2023



VIDA para una FRATERNIDAD SIN FRONTERAS
Al iniciar un nuevo cuatrienio, somos invitados a vivir en una FRATERNIDAD SIN FRONTERAS.

El llamado a elegir la VIDA sigue resonando en nuestros anhelos más profundos, en cada una de nuestras comunidades y obras.

Vemos con claridad la necesidad de seguir haciendo esfuerzos de manera global, para que en la familia janeriana se siga caminando y formando para construir una fraternidad sin fronteras, siguiendo las huellas de la Beata Ana María Janer, mujer fraterna, que ama y sirve sin límites, sin fronteras, que fue capaz de reconocer y acoger a Jesús, en todo hermano necesitado. Forjando en nosotros, un carisma, una forma de mirar la realidad y un estilo de respuesta a las necesidades de los demás, sobre todo de los más pobres.

En la encíclica Fratelli Tutti, el Papa Francisco dice:

“Un ser humano está hecho de tal manera que no se realiza, no se desarrolla ni puede encontrar su plenitud «si no es en la entrega sincera de sí mismo a los demás». Ni siquiera llega a reconocer a fondo su propia verdad si no es en el encuentro con los otros: «Sólo me comunico realmente conmigo mismo en la medida en que me comunico con el otro». Esto explica por qué nadie puede experimentar el valor de vivir sin rostros concretos a quienes amar. Aquí hay un secreto de la verdadera existencia humana, porque «la vida subsiste donde hay vínculo, comunión, fraternidad; y es una vida más fuerte que la muerte cuando se construye sobre relaciones verdaderas y lazos de fidelidad. Por el contrario, no hay vida cuando pretendemos pertenecer sólo a nosotros mismos y vivir como islas: en estas actitudes prevalece la muerte» (FT 87)

Desde la intimidad de cada corazón, el amor crea vínculos y amplía la existencia cuando saca a la persona de sí misma hacia el otro. Hechos para el amor, hay en cada uno de nosotros «una ley de éxtasis: salir de sí mismo para hallar en otro un crecimiento de su ser». Por ello «en cualquier caso el hombre tiene que llevar a cabo esta empresa: salir de sí mismo» (FT 88)

En este recorrido nos acompañará este texto del Nuevo Testamento: 

Lc  18, 35-43. “¿Qué quieres que haga por ti?”

“Cuando se acercaba a Jericó, un ciego estaba sentado al borde del camino, pidiendo limosna.
Al oír que pasaba mucha gente, preguntó qué sucedía.  Le respondieron que pasaba Jesús de Nazaret.  El ciego se puso a gritar: «¡Jesús, Hijo de David, ten compasión de mí!».
Los que iban delante lo reprendían para que se callara, pero él gritaba más fuerte: «¡Hijo de David, ten compasión de mí!».
Jesús se detuvo y mandó que se lo trajeran. Cuando lo tuvo a su lado, le preguntó:
¿Qué quieres que haga por ti?». «Señor, que yo vea otra vez».
Y Jesús le dijo: «Recupera la vista, tu fe te ha salvado».
En el mismo momento, el ciego recuperó la vista y siguió a Jesús, glorificando a Dios. Al ver esto, todo el pueblo alababa a Dios.

Este milagro de Jesús se ubica en el contexto de la subida de Jesús a Jerusalén, les ha relatado a los discípulos lo que sucederá y ellos no han comprendido, quizá en el fondo no quieren escuchar que su maestro sufrirá todo lo que les ha anticipado.

En el camino pasan por Jericó, y allí sucede este encuentro, tan significativo, un hombre necesitado, ciego, que ha sufrido tantas necesidades humanas, materiales, afectivas, sociales, etc. en su vida… describe san Lucas que el hombre gritaba por ayuda, al enterarse que era Jesús el que pasaba por allí, porque él si había oído del poder de Jesús, a quien le llama Hijo de David. Pero sus gritos molestos, interfieren el andar fluido de Jesús y todos lo que lo acompañan, sus gritos irrumpen en medio de todo… lo “reprenden” quieren que se calle y deje de llamar la atención. Pero el hombre lejos de dejarse dominar o asustar por sus retos o indiferencia, grita más fuerte. Hasta que Jesús, se detiene, y cuando se encuentra con él, le hace una pregunta fenomenal: ¿qué quieres que haga por ti?, Jesús, no da por hecho lo que necesita el hombre, él sabe lo que le sucede, sin embargo, le pregunta con sencillez y sin más palabras que las justas y necesarias… y el ciego recuperó la vista en ese mismo momento.

En este texto de Lucas, todos los personajes tienen mucho que decirnos, la actitud de los apóstoles, que no quieren oír las necesidades de los otros que gritan, ellos van con el maestro, los demás interfieren en su camino. 

El ciego que grita por ayuda y no se cansa de hacerlo, su dolor es muy grande como para callarse ante la gran posibilidad que está pasando por su lado.

Jesús que solo tiene estas actitudes: escucha, se detiene, acoge, pregunta y actúa en consecuencia.

pensemos en tantas ocasiones que la madre Ana María quizá obró del mismo modo, poder aprender nosotros a tener oídos atentos, que acojan los gritos y lamentos (que a veces son silenciosos, manifestados por infinidad de actitudes, posturas, miradas, que también hablan a gritos). 

“La escucha, en efecto, no tiene que ver solamente con el sentido del oído, sino con toda la persona. La verdadera sede de la escucha es el corazón… La capacidad de escuchar es sumamente preciosa en este tiempo herido por la larga pandemia.” (Mensaje 56 jornada de las comunicaciones sociales)

Aprender a acoger y ser amables con todos, como lo hizo también Ana María, brindar un lugar, un tiempo, un espacio, que la hospitalidad sea concreta también en nuestro corazón, para construir juntos una Fraternidad que nos pone en tensión hacia la comunión universal donde todos somos hermanos (Cfr. FT95).

El lema nos invita a practicar y fortalecer las actitudes de: 

Acogida

Hospitalidad

Escucha

Amabilidad 


Una frase que nos sirve de luz en el camino de este año es:
“Sean amables con todos”.  

LOGO:

LENGUAS DE FUEGO: La llama, constituida por lenguas de distintos colores, es la unidad en la diversidad, la Familia Carismática:  cada uno con su don en una misma llama. Salen del círculo, más allá de las fronteras. Tocan el mundo, con la Buena Nueva de la misericordia, en la construcción de un mundo más fraterno.

… Jesús no nos invita a preguntarnos quiénes son los que están cerca de nosotros, sino a volvernos nosotros cercanos, prójimos. (FT 80) 

La propuesta es la de hacerse presentes ante el que necesita ayuda, sin importar si es parte del propio círculo de pertenencia… Es decir, se nos interpela a dejar de lado toda diferencia y, ante el sufrimiento, volvernos cercanos a cualquiera. Entonces, ya no digo que tengo “prójimos” a quienes debo ayudar, sino que me siento llamado a volverme yo un prójimo de los otros. (Cfr. FT 81)

COMUNIDAD: Fraternidad Janeriana constituida en el amor, por ello el corazón aparece en el centro. Comunidad que ama y sirve siguiendo las huellas de Ana María Janer, mujer rica en misericordia, fraterna y sin fronteras que reconoce y acoge a Jesús en los hermanos necesitados.

El amor implica entonces algo más que una serie de acciones benéficas. Las acciones brotan de una unión que inclina más y más hacia el otro considerándolo valioso, digno, grato y bello, más allá de las apariencias físicas o morales. El amor al otro por ser quien es, nos mueve a buscar lo mejor para su vida. Sólo en el cultivo de esta forma de relacionarnos haremos posibles la amistad social que no excluye a nadie y la fraternidad abierta a todos. (FT 94)

MUNDO: Fraternidad sin fronteras, como respuesta a las urgencias de la humanidad, de los pobres de la tierra, de la Casa Común.

Soñemos como una única humanidad, como caminantes de la misma carne humana, como hijos de esta misma tierra que nos cobija a todos (Cf. Ft 8).